mi primer San Valentín!

El día de los enamorados: para muchos, un día cargado de romance, ternura, y porque no? pasión desenfrenada; para otros, una pesadilla terrible y recurrente, que regresa año a año para acabar con la poca autoestima que supimos conseguir.
Yo me alineaba siempre, en primera fila con los del segundo grupo, y fue así desde el minuto cero, al descubrir la existencia de este día, 15 años atrás, cuando el "gordo tomasito" decidió declararme su amor haciendo pública entrega de un chocolate (marca grafitti) que sostenía entre las mismas manos (o dedos), con los que segundos antes había escarbado su naríz, con el único y asqueroso objetivo con el que se hurgan las narices... hecho que, no solo acomplejó toda mi idea de romance, sino que asimismo, me convirtió en acreedora del sobrenombre "moco" que luego fue suavizado en un "moquito", y además, protagonista del simulacro de casamiento, con invitaciones, cura, arroz y alianzas de papel aluminio que, alegremente, me organizaron mis odiosos compañeritos.
Así fue, ese traumático comienzo, sumado a que, año a año el día de los enamorados era en mi planeta el "solitario día de San Valentín", ya que no importaba si estaba sola o en pareja, el universo conspiraba y se las arreglaba para dejarme mal parada: cenas que se cancelaban, novios que se enojaban, cines que se incendiaban, y toda una serie de acontecimientos insólitos que me llevaron a creer que el "gordo tomasito", aquel maldito 14 de febrero, había sellado pegotosamente mi desgraciado destino para siempre.
Pero, a pesar de que no me gusta utilizar frases hechas, razones de sobra tiene aquel que dijo alguna vez que "la vida nos sorprende en el lugar y en el momento menos indicado".
Hace algunas semanas, yo contaba mi historia justificando mi odio al santo y a su día, simplemente, porque estas fechas siempre vienen acompañadas de esas preguntas incómodas que uno no desea tener que contestar.
Lo cierto es que, parece que ésta vez, alguien prestó mas atención a mi relato y sin que yo esperara nada, vino desde lejos a regalarme mi primer 14 de febrero. Sin flores, ni bombones, ni conejos con caras de bobos. Sin embargo, trajo algo mucho mas importante y valioso que todo eso junto, la enorme sorpresa y, sobre todo, la esperanza de volver a creer que existe en este mundo gente distinta. Hermosas personas, que nos llenan de felicidad, pintan nuestros días con los colores del arco iris y nos hacen ver caniches en todas las esquinas.
Hoy festejo que hay en mi vida alguien capaz de escucharme, y ver un poco mas allá de mis historias graciosas, viajando mas de 5 horas solo para salvar este post de la tristeza y renovar de una sola pincelada todas mis ilusiones e ideas acerca del amor.
FELÍZ SAN VALENTÍN PARA TODOS!!!
Y, esta vez, PARA MI TAMBIÉN!!!