Que bueno es saberse siempre fiel a las propias ideas y a la gente querida, sin tener que venderse a nadie por nada.
Nunca ha quedado lugar en mi vida para los traidores, para los indecisos, para los que no van ni vienen o para los que van y vienen.
Así soy yo, blanco o negro, mar o montaña.
Afortunadamente, puedo cerrar los ojos y dejarme caer de espaldas en los brazos de cada uno de aquellos a los que elegí como amigos y que también me eligieron a mi... cuanta mas gente conozco, mas los quiero y los extraño.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
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3 comentarios:
Amén.
Te noto triste...
me gusta como escribia, con franqueza como yo me encanta te sigo . un beso
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